originalmente publicado en la Revista Teatro Colón
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A veces surge la pregunta: ¿Qué viene después del CD? Porque para
abajo ya se sabe, si bien el MP3 no tiene la calidad de sonido de un CD,
es un formato de una practicidad y difusión extraordinarias.
Pero, en términos de calidad, ¿qué..? Porque hace ya rato
descubrimos que su pretenciosa afirmación inicial del CD de "Sonido
Perfecto Para Siempre" no era tan cierta.
Más allá del CD hay dos formatos que se diputan el privilegio de ser el
producto final encargado de transportar la calidad del master original generado
en el estudio de grabación al living de su casa: el DVD Audio (PCM - Pulse Code
Modulation) y el SACD (DSD - Direct Stream Digital).
Ahora bien, cada uno de estos sistemas resulta de la conjunción de un método
de codificación y de un sistema de soporte de información.
Los formatos en detalle
El DVD Audio es un formato de audio que implementa un método de codificación
denominado PCM. El SACD (Super Audio CD) es un formato de audio que utiliza
tecnología DSD la que implementa un método de codificación denominado PDM (Pulse
Density Modulation).
La información digital se almacena en base a una serie de lecturas, o
muestras, (algo así como fotografías instantáneas) del sonido a registrar y su
calidad resulta determinada por dos parámetros: cantidad de lecturas de
información (cantidad de instantáneas) que se toman por segundo y el tamaño de
la porción de información tomada en cada lectura. Como es lógico, cuanto mayor
sea la cantidad de información disponible, más fidedigno será el resultado. Si
lo prefiere, puede pensarlo en términos de algo con lo que todos nos encontramos
ya bastante familiarizados: los megapixeles de una cámara digital.
El CD que todos conocemos responde a la tecnología PCM y se describe,
técnicamente, como “formato 44.100/16”. Esto significa que el reproductor de CD
tomará 44.100 lecturas de información por segundo y que cada una de ellas
contendrá 16 bits de información.
En este orden de cosas, el DVD Audio es lo mismo, pero más: es PCM 192000/24.
Esto significa que toma 192.000 lecturas por segundo y que cada una de ellas
contiene 24 bits de información. Mucha más información que el CD, mayor detalle,
más rico en textura.
El otro formato, el Super Audio CD (SACD), se basa en la tecnología DSD y
propone un planteo interesantemente diferente: 2.822.400 lecturas de 1 bit por
segundo.
Las Comparaciones Necesarias
Pero no será la excelencia técnica ni sónica la que determine que formato
prevalezca. Será, como siempre, el mercado. El futuro de una norma o sistema de
reproducción de sonido parece estar siempre en manos de las empresas
discográficas. Quien sea dueño del material a reproducir será quien determine en
que formato se reproducirá, así de simple. En realidad es esta indecisión de la
industria en respaldar a DVD Audio o al SACD lo que demora una definición tan
demorada como inevitable.
Ahora bien. Una pregunta subsiste, independientemente de victorias o
fracasos. Y es la pregunta de que sistema es mejor.
Suponga lo siguiente y razone en consecuencia.
Imagine dos máquinas de “dibujar" fotos. Una de ellas utiliza un pincel de 24
cerdas y da 192000 pinceladas por segundo. La otra, utiliza un pincel de una
cerda y da 2.822.400 pinceladas por segundo. Por supuesto, ambas llevan a cabo
su trabajo con precisión matemática y absoluta. Así las cosas, parece claro que
la máquina con el pincel de una cerda logrará un dibujo más fidedigno.
Pero, ¿cuanta mejora es la mejora?
Independientemente de resultados, cualquiera de ambos sistemas resultará en
una extraordinaria mejora en calidad de sonido. Si ponemos las cosas en
perspectiva, veremos que el CD representa la infancia de la tecnología digital,
un buen primer intento. Hasta el ya mencionado eslogan de “Sonido Perfecto Para
Siempre” tiene ese sabor grandilocuente propio del entusiasmo primerizo.
Cualquiera que haya hecho una comparación seria sabe que un sistema analógico
razonablemente bueno es infinitamente más musical que un CD.
Pero estos dos formatos propuestos no intentan destronar al LP del sitial de
excelencia que detenta desde su nacimiento. Ni siquiera intentan competir con el
exótico grabador de cinta abierta, analógico y musical como el LP, pero con
mucha mayor capacidad dinámica. No.
Cualquiera de los dos sistemas propuestos puede competir mano a mano, y de
hecho lo hace, con el master original generado en el estudio de grabación.
En resumidas cuentas, estamos hablando de una diferencia abismal con todo lo
habido hasta el momento en términos de producto destinado a consumo masivo, un
nivel de calidad que resultaba absolutamente impensable hasta hace muy poco
tiempo.
Esto quiere decir que con el próximo paso en el terreno digital, una buena
parte de la promesa original del CD podrá cumplirse, esta vez de verdad.
Finalmente
¿Y cual será el paso siguiente? Necesariamente será la eliminación del disco,
muy probablemente la era del disco esté llegando a su fin. Ya se trate de discos
analógicos de vinilo o digitales de audio o video.
En términos de soporte de música en formato digital, los discos, por el solo
hecho de girar, introducen aberraciones que en muchos casos son insalvables. Que
en el caso de estos nuevos formatos estas aberraciones sean prácticamente
imperceptibles no invalida el hecho de que, si algo deja en claro la historia de
la tecnología, es que nada es suficientemente bueno para siempre.
El abaratamiento de la memoria no volátil de estado sólido será responsable
de un cambio tan dramático como definitivo en la forma en que almacenamos
información digital, sea ésta música, imagen o lo que se le ocurra. ¿Recuerdan
los “cubos” o “cristales” que contenían las grabaciones en series o películas de
ciencia ficción?
Lo interesante es que independientemente del sistema de soporte de
información, y aunque los discos de cualquier índole se conviertan en un borroso
recuerdo, el sistema de soporte que los remplace seguirá necesitando de un
método de codificación, sea este DSD o PCM. Y aquí nuevamente la pregunta: ¿cual
de los dos?
Y nuevamente. La respuesta es clara: el que resulte triunfante en la disputa
actual. Y como siempre, cual de ellos es mejor, es lo de menos.
E.C.
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