UNA NOTA DEL SIGLO XX QUE MERECE SER REPUBLICADA EN EL XXI



Mucho se ha dicho sobre mbl y su sonido. Esto es curioso, porque el sonido de un sistema mbl bien seteado es tan único como indescriptible.

Quienes hayan tenido la posibilidad de escucharlo habrá tropezado con esa dificultad para describirlo. A quienes no lo hayan escuchado es válido decirles que esta dificultad surge del hecho de que no se parece al sonido de ningún otro sistema.

Por supuesto, habrá tanto quien opine que nada suena mejor, como quien apunte sus preferencias por otro lado, en esto no hay absolutos. Discutir sobre esto sería como discutir si Guarnieri o Stradivari (hablo de luthiers, no de parlantes, aclaro por las dudas).

Lo cierto es que en el territorio de la atmósfera y la palpabilidad, el sonido mbl es asombrosamente contundente, es único en sus maravillosas particularidades.

Como ya dije, describir su sonido resulta muy difícil, lo más que me animo a hacer al respecto es intentar describir el efecto en la percepción del que escucha refiriéndome a 4 de sus particularidades.

Las dos primeras, que si bien son fascinates pueden considerarse "magia menor", son su acto de desaparición: acústicamente logran que prácticamente desaparezca el punto de origen de sonido; y el segundo es que siendo 3 vias su linearidad es tal que dan la impresión de ser una sola vía.

Pero enfoquémonos en la "magia mayor", que empieza con lo anterior pero va mucho más allá.

Primero, un repaso elemental de los escalones de la excelencia en la reproducción de sonido. Sabemos que hay sistemas que son extremadamente correctos en su balance tonal, en el escalón siguiente tenemos los que entregan amplitud de sound stage e incluso profundidad y altura del escenario sonoro. Un escalón más y aparece en escena el foco. En el escalón siguiente probablemente entre en juego la microdinámica y comienza a hablarse de palpabilidad.

Recién en el territorio de los monstruos sagrados, comienza a jugar la espacialidad en cuanto a separación de instrumentos de un modo tetradimensional, esto es, ejes cartesianos más tiempo de arribo individual.

Ahora bien, la inmensa mayoría de los sistemas que llegan a esta capacidad de expresión se quedan en lo que yo llamaría "la ubicación de puntos de origen dentro de un escenario virtual", algo así como figuras planas sin características tridimensionales propias, como los troqueles dentro de uno de esos libros para chicos, distribuidas en un escenario virtual. Esto suele suceder con la mayoría de ellos, en mayor o menor grado.

La magia de lo que escuché en Eberswalde me remite a la percepción de elementos tridimensionales (y no planos) dentro de un escenario tetradimensional. Esto significa, en términos de percepción, atmósfera y palpabilidad. Se percibe cercanía, intimidad con el sonido.

Como para agregar una cereza al postre, éste efecto es muy poco dependiente de la ubicación de escucha, dando la impresión de que no existe sweet spot. Caminar enfrente a ellos o alrededor de ellos no destruye ni distorsiona la imagen, sólo hace que se perciba el mismo escenario, pero como si se hubiese cambiado de asiento dentro de la misma sala. Impresionante.

Dicho esto, y yendo al motivo de esta nota, puede decirse que este ya icónico emprendimiento surgido de la creatividad y el talento de Wolfgang Meletzky tiene varias maneras de establecer su presencia en el mundo del Hi-End.

Además de jerarquizar con su excelencia las mejores exposiciones del planeta, la marca tiene también otra presencia, quizá más relajada y a su gusto, en sus oficinas comerciales, ubicadas en Kurfürstendamm el elegante boulevard de signo comercial de Berlín.

Pero la inmersión en el mundo de mbl no termina allí.

Prefiero pensar que el verdadero corazón de la firma se encuentra en el lugar de origen de sus productos. Me refiero a su lugar más íntimo y menos conocido, por ser mucho menos visible para quien no se adentre en el este de Alemania, en lo que alguna vez fue la República Democrática Alemana. Hablo de su fábrica, enclavada en un pequeño bosque y rodeada de esos árboles tan delgados como altos de los que nunca pude averiguar el nombre.

La localidad se llama Eberswalde, y según me explicó en su momento Silvia Hadel, Gerente de Exportaciones de mbl, Eberswalde significa casi literalmente "bosque de los chanchos", debido a la cantidad de cerdos salvajes que pululaban por la zona mucho tiempo atrás.

El lugar respira armonía y relajación, casi en contrapunto con la atmósfera eléctrica que campea habitualmente en las exposiciones de audio, o con la serena circunspección de las oficinas de Berlin.

Desde el punto de vista que nos interesa, lo anterior va como introducción para una serie de fotos de mi visita a la fábrica. Fotos que en su momento creí perdidas y que, ordenando mis backups, hace muy poco encontré. Fue un momento de agradable sorpresa y bastante nostalgia.

Aclaro, no son fotos "profesionales", tienen mucho de "entre casa".

A lo mejor por eso tiene a mi juicio el sabor de la foto al pasar que cualquiera de nosotros podría haber sacado al caminar por los pasillos y mesas de trabajo del lugar donde se fabrican algunas de las más interesantes maravillas en materia de reproducción de sonido que el mundo de la tecnología ha dado en concebir.

Entonces, las fotos, sólo las fotos.
Sin comentarios.
Los dejo con ellas, y hago mutis por el foro...

E.C.





Para el final, el video oficial de mbl con detalles de producción. Luego de los detalles constructivos me parece interesante ver producción en movimiento...

www.audioperformance.com.ar