Hace años, cuando apareció el FLAC como panacea a todos los males del sonido almacenado en archivos transportables, hice una prueba cuyo resultado me desconcertó.

Tomé un CD que usaba regularmente como referencia y lo ripié en FLAC y en WAV. Lo hice con el mismo programa y en la misma máquina. Luego reproduje ambos ripeos del mismo modo “ceteris paribus”, es decir, todo lo demás igual.

La diferencia entre uno y otro ripeo fue clara, pero no dramática, y en esa época el espacio en disco era carísimo. El hallazgo quedó sepultado en el cajón del “algún día veremos”.

Pasaron años.

Sucedió recientemente que varios amigos míos, cuyos oídos respeto, me comentan cosas que encuentro vinculado a este fenómeno.

Por un lado tengo amigos que luego de haber escuchado muchos archivos Red Book en sistemas de sonido LAN muy bien ajustados, cuando escuchan un muy buen CD player conectado al mismo sistema, se sorprenden mucho, y agradablemente, con la diferencia.

Por otra parte, están quienes me dicen que una vez que uno escuchó DSD es un camino sin retorno.

Esta es una aseveración con la que tiendo a coincidir. He comparado varias grabaciones en DSD con su contraparte en PCM de alta resolución y me da la impresión de que hay un tema de liquidez o de coherencia que las diferencia.

Al respecto, puede argumentarse que esa diferencia se debe a diferentes procesamientos, y no necesariamente al formato en sí, pero sucede que, al menos personalmente, la diferencia percibida es siempre la misma y en el mismo sentido.

Pero, como remate, aparece otra curiosidad vinculada al tema: yo escucho esa misma diferencia entre PCM y DSD, pero mi sistema no es DSD nativo, hace DoP.

¿Entonces?

Entonces pareciera ser que la diferencia no la hace el formato PCM sino el códec FLAC, que implica un proceso de descompresión en tiempo real al reproducirlo.

Porque, que sea un CODEC sin pérdida de información no implica que no sea compresivo, de hecho necesita serlo para reducir el tamaño de un WAV a la mitad. Descomprimir en tiempo real un archivo mientras está siendo reproducido puede tener su costo en “digitalia” donde el tiempo es casi todo de lo que se trata la fidelidad.

El detalle es que absolutamente todos los archivos de alta resolución en PCM se encuentran en FLAC y la inmensa mayoría de los archivos de música Red Book disponibles están en FLAC, muy poco hay en WAV.

Esto que digo puede ser acertado o no, pero tiene la interesante particularidad de explicar los fenómenos observados por mis dos grupos de amigos y, accesoriamente explicar por qué un archivo DSD suena mejor en mi sistema que un archivo PCM, cuando en realidad mi conversor hace que lo que escucho sea finalmente PCM.

Si nos remitimos a mi experiencia cajoneada de hace años, la más sencialla prueba de todas, la Navaja de Ockham diría, con respecto a la diferencia entre PCM y DSD, que el PCM que escucho, proveniente de DSD, nunca pasa por FLAC.

Puede ser, puede no ser. Las diferencias percibidas son disfrutables pero para nada dramáticas.

En mi caso, por las dudas, y en honor a esto. Desde hace tiempo, sólo ripeo en WAV.


Addendum

Luego de todas las comparaciones ya mencionadas, surge una legítima pregunta: son las comparaciones efectuadas sobre la base de un mismo original, por decirlo de algún modo.

La única prueba irrefutable sobre mismo origen de que dispongo es un ripeo hecho por mí mismo de un sampler de Harmonia Mundi mencionado al comienzo de esta nota. Pero, por aquello de que una golondrina no hace verano, pensé que como prueba irrefutable no era suficiente.

Se me ocurrió entonces efectuar una prueba que no admite cuestionamiento. ¿Qué pasaría si el origen del WAV fuese el mismo FLAC? Es decir, exactamente la misma info (el FLAC es lossless), pero con la decodificación efectuada a priori y no en el momento de la reproducción. Eso mostraría si el acto de decodificar en tiempo real incorpora diferencias audibles.
Hice varias pruebas con un FLAC decoder que implementa las herramientas FLAC oficiales.

Los resultados fueron desconcertantes.

En algunos casos en los WAV resultantes se percibía una mejora de sonido interesante con respecto al FLAC original, y en otros sonaba exactamente igual.

Generé WAVs de 16/44, 24/96 y 24/192 para intentar determinar si la existencia o no de diferencias perceptibles estaba vinculada con la frecuencia de sampleo o profundidad de bits.

Los resultados fueron randómicos.

Luego recordé que un MP3 podía generarse con diferentes “encoders”, y que el mismo archivo original podía sonar muy bien o muy mal dependiendo del encoder utilizado. De hecho tenía, en su momento, un programita genial que me decía todos los detalles de un determinado archivo MP3, incluido el encoder utilizado. No recuerdo qué programa era pero entiendo que EncSpot, Foobar, y Mediainfo suministran también esa información.

El asunto es que FLAC es también un códec. Como tal, especulo que también puede generarse utilizando diferentes encoders. La ventaja sobre el MP3 es que al ser loosless, al producirse la decodificación se vuelve a tener el original PCM.

Esto permite una posible explicación sobre la diferencia de resultados. Es posible que cuando la codificación fue hecha con un encoder “bueno” (oficial) la diferencia entre FLAC y WAV sea inexistente, o a nivel placebo. Mientras que cuando se utilizó un encoder de otro origen, las diferencias sean más marcadas.

También es posible que todos los encoders hagan perfectamente bien su trabajo, pero que cada decoder requiera mayor o menor trabajo de CPU que otros, originando esas diferencias percibidas.

Mucha cosa incomprobable con mis limitados recursos.

Como dije, ante la duda, ripeo todo en WAV.

E.C.

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