originalmente publicado en la Revista Teatro Colón
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En un principio era un parlantito. El parlantito hacía "bip".
Eso era todo.
Luego llegaron las placas de sonido sintetizado, es decir, capaces de
producir "tonos" y, finalmente, las que reproducían sonidos complejos, por
decirlo de algún modo: “reales”.
Más tarde la cosa se dividió entre la versión barata del sonido digital, las
placas incorporadas en el motherboard, y la versión más sofisticada: las
placas dedicadas.
Las placas dedicadas fueron cambiando al ritmo de los tiempos y de la
tecnología y hoy son capaces de reproducir muy aceptablemente la experiencia
del “home-theater” en una PC. Las configuraciones opcionales, el software
dedicado y las salidas 5.1 lo hacen posible.
Ahora bien, cuando todo el tema del sonido parecía solucionado alguien
preguntó... ¿y las notebook?
"Bueno, estee... se le pueden conectar auriculares... je je..." Cabe aclarar
que la sonrisa fue tímida y sonó a disculpas.
La pregunta insistió: "¿Y nada más?"
"Y bueh... se puede conectar un sistema de audio potenciado a la salida de
auriculares, lugar para una placa de sonido no hay..." fue la respuesta
razonable.
La pregunta no se resignaba. Ya había ganado una batalla crucial en el campo
de la imagen al saltar de las pantallas pasivas, en las que se veía
francamente muy mal, a las dual-scan para finalmente aterrizar de modo
definitivo en las activas o TFT (Thin Film Transistor).
Una solución total
Cuando ya todos se miraban desconcertados ante la mirada injustificadamente
esperanzada de la pregunta, la solución llegó de la mano de un dispositivo
que no estaba ni remotamente pensado para solucionar este problema: la
conexión norma USB.
Por
medio de una conexión USB es posible acoplarle a una PC todo tipo de
dispositivos periféricos. Algunos de estos dispositivos requerirán la
velocidad de transmisión de la versión más moderna: la USB2, 40 veces más
veloz que su antecesora, la USB1; pero cualquiera de ambas es la interfase
ideal para acoplarle a una PC, una notebook por ejemplo, una placa de sonido
externa. Voila!
¿Y esa placa externa cómo puede ser? ¿Puede entregar sonido de alta calidad?
¿Cuantos canales? En rigor de verdad, una placa de sonido USB externa puede
ser casi cualquier cosa que sea una placa de sonido interna, con sólo
algunas limitaciones de performance que caen en el territorio del sonido
estrictamente profesional, por lo que no nos importan para este análisis.
Las hay desde los US$ 100 en adelante. Las marcas más confiables son ESI y
Audiotrak, marcas que paralelamente fabrican varias de las mejores placas de
sonido profesionales y seguramente las que tiene mejor relación
calidad-precio.
Las prestaciones típicas de estas placas van desde la posibilidad de armar
un sistema 5.1 hasta la implementación de entradas y salidas de audio
ópticas bajo la norma S/PDIF (Sony/Philips Digital Interchange Format), que
es el formato de intercambio de información digital que utiliza el CD, lo
que permite ingresar en estos dispositivos con señal de audio digital y
salir de igual modo, a un conversor externo, por ejemplo.
Una solución más ágil
Pero: ¿que pasa si uno no quiere andar acarreando dispositivos externos, por
pequeños que sean? Después de todo se está buscando el mejor sonido posible
para una PC portátil.
En
ese caso la solución ideal siguen siendo los auriculares. Esto no es poca
cosa. Los auriculares están en el mundo del sonido desde la primera radio a
galena; y están para quedarse. Los modelos más sofisticados de hoy en día
compiten, con éxito en algunos casos, con sistemas de sonido de alta
performance, de esos que valen decenas de miles de dólares. Pero no es
necesario llegar a esos extremos para tener un sonido más que interesante en
nuestra notebook.
Pueden encontrarse opciones muy satisfactorias en tres rangos de precio
claramente diferenciados.
En la franja económica el campeón indiscutido es Sony. Ninguna otra marca da
tanto por tan poco. Los modelos MDR-W08 y MDR-A35 son una excelente opción
de bajo precio. Quien haga la prueba de remplazar los auriculares originales
de su reproductor de MP3 por uno de estos chiquitines probablemente se lleve
una agradable sorpresa. El A35 es mejor y levemente más caro, pero el W08
hace muy bien su trabajo a un precio casi ridículo para la calidad de su
desempeño. Además es mucho más fácil de conseguir en el mercado local.
La franja intermedia va desde el eterno “best-buy” que son los Koss Porta
Pro hasta los increíbles Ultimate Ears super.fi 3 Studio, pasando por los
muy interesantes AKG K 26 P, ideales para rock y los confortables todo
terreno Sennheiser PX 100. Todos ellos en el rango de los US$50 hasta los
US$100 en origen.
En la franja superior los precios se disparan al infinito sin mostrar el más
mínimo vestigio de piedad por los bolsillos de los mortales. Esta franja se
encuentra dominada por Sennheiser y aquí los precios van de los US$200 a los
US$600. Los más económicos, si es que cabe el término, son los Sennheiser HD
280 Pro, de excelente sonido y aptos para trabajo pesado. En un escalón
inmediatamente superior los Beyerdynamic DT 880 de sonido
extraordinariamente abierto y vivaz. En el tope del podio se encuentran los
asombrosos Sennheiser HD 650, sin duda los mejores auriculares dinámicos del
momento y una referencia absoluta en cuanto a corrección tímbrica.
¿Qué elegir?
Siempre
pensé que, a fuerza de darle vueltas a un asunto, uno puede llegar a
concebir la mejor solución, pero difícilmente exista la mejor cosa.
Probablemente esto se deba a que la solución se concibe para un problema
específico y, en cambio, uno espera que la dichosa cosa exhiba el mejor de
los desempeños posibles en todas y cada una de las circunstancias en que le
toque intervenir. Claramente, una utopía.
Pensando en este sentido, parece sensato plantearse un escenario real de uso
cotidiano o específico. Imaginarse la acción, como cuando se ve una
película. Y especular positivamente sobre los diferentes usos del sistema
que se está por adquirir.
Esta es una práctica útil y sensata para casi cualquier escenario de futuro
que uno esté planeando, pero en el terreno de la tecnología resulta
particularmente útil.
Sea cual sea la opción elegida, parece importante elegir teniendo en cuenta
las necesidades reales y no las supuestas. Como en todas las cosas, una cosa
es decir “mejor” y otra muy diferente es decir “mejor para mi propósito”.
Claro que, disponiendo de los medios necesarios, uno puede optar por ambas
soluciones. Eso también es optar, ¿no es cierto?
E.C.
www.audioperformance.com.ar